jueves, 21 de mayo de 2009

Paycarabí

Paycarabí

Paycarabí suena bien
Para un río del Delta del Paraná.
Pero a mí me suena mejor
Por ser nombre de mi ilusión.

Desde el Puerto de Tigre
Nos aprestamos a disfrutar
Sol y río en un escape
Del bullicio de la ciudad.

Para llegar hasta allí
Cargamos lancha completa
Por el Luján avanzamos
Con el viento haciendo frente.

Luján ancho y calmo
En mil derrames irriga
Con casas sobre pilotes
Que se asoman entre verdes.

Giramos al Capitán
Internándonos aún más
En esa belleza sin fin
De verde, azul, cielo y son.

Vivoreando camalotes
La embarcación deja huella
Estela blanca de espuma
Quebrada en ola que irrumpe.

De repente andando más
El Paraná de las Palmas
Boquiabierta me quedé
La belleza me pasmó.

Disfrutando lento lento
Lento avanzamos
Una mañana soleada
En el otoño de abril.

Por la ribera del este
Con precaución y respeto
El centro es para portentos
Como buques petroleros.

Para nosotros la orilla
Que nos permite ver más
Todo el paisaje atrapado
Los ojos guardaron en mí.

Bamboleando como en samba
Cruzamos el Paraná
Buscando encontrar allí
La boca del Paycarabí.

En la segunda sección
Ahí tranquilo aparece.
Con mesura y rebajando
Por el centro lo tomamos.

La flora tupida juega
Con el viento y las aguas.
El sauce llora sus ramas
En la orilla que las mece.

Los pecanes son el fruto
Del nogal que crece aquí.
Los pinos y sus mil variedades
Multitudes por doquier.

Después de amarrar al muelle
La lancha silencio guardó.
Cada paso pude dar
Al envión de la sorpresa.

Pavitas del monte ví
Que jamás imaginé.
Y hasta un carpincho cachorro
Huellas en barro plasmó para mí.

De vez en cuando un chasquido
En el agua supe oir
Al mirar embelezada
Peces saltadores vi.

Y a una nutria que aparece
De tanto en tanto porque sí
Como afirmando que quiere
Mostrarse astuta y vivir así.

Colibríes pico largo
Succionando flores bailan
En ágil danza del equilibrio
Invitando a rosarios de mil alegrías.

El día estira agotado
Y va despertando la luna.
Aparece blanca, pesada y llena
En un azul que oscurece.

Mil puntos brillantes más
Encendieron el techo todo
Que ocultos no se veían
Pero allí se guarecían.

Y comienza otra música
Que la natura prepara
Para cada atardecer
No hay mejor que esta velada.

La noche tiene otro sones
De grillos, ranas e insectos.
Que llega con fresco suave
Para encender unos leños.

Al amparo de la hoguera
Mis párpados bajos quedaron
Con el rumor de los leños
Fui despertando sueños.

Soñando creí vivir
A orillas del Paycarabí
Para gozar y sentir
La naturaleza así.

Marielena Aimar

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